Sopla y sopla el viento por estas geografías, removiendo los posos de las aguas emocionales. En la turbidez de la mirada me impaciento porque el aire se aplaque para sentirme en paz con cada circunstancia. Recuerdo entonces la cantidad de condicionantes que le pongo a la vida para sentirme satisfecha con la vida. Algo así como si no pudiese amar el invierno en su desnudez y hubiera que vestirlo de primavera… o como si, llegada la primavera, no distinguiera mis matices entre tantos colores…