El soñador ensueña despierto y solo. El durmiente es soñado por múltiples sustitutos que le abstraen de su soledad. Pero el amor está latente en cada olvido, y quien ama su soledad se convierte en un sol-que-se-da, cuya mirada despierta en la realidad las imágenes que sueña el corazón. Sucede entonces que el día regala sincronías donde hubo desencuentros, resonancias donde reinaba la confusión. Nuevos matices pintan las memorias grisáceas, a la vez que los signos renuevan sus significados… Y así se va tejiendo la magia de las relaciones, a medida que las soledades se reconocen en tantos soles-que-se-están-dando…
Presentación de Los Ojos de la Noche en el Colegio Miguel de Cervantes – Écija -Sevilla
¡¡¡Gracias, amig@s, por darle realidad a la magia de las relaciones!!!