El tiempo es elástico y a veces se sale por las esquinas del reloj y del calendario.
Existen horas en las que se crece de golpe, como si incontables minutos palpitasen en el tic-tac de un segundo.
Son esos pequeños instantes que abarcan una inmensidad; minúsculos momentos, eternos y pasajeros, en un visto y no visto que te envuelve completamente sin dejarse atrapar.
Existen días en los que se crece rápido, que maduran los frutos en un abrir y cerrar de ojos, como si la lluvia cantase una canción que sólo escucha el sol en tu corazón, y al son de sus notas bailaran las estaciones vividas con tiempos inéditos que aún no han nacido…