Una piedra en el camino…

He tomado de la Montaña las piedras inertes, pensando que, por quererlas, porque me gustaron, tenía derecho a llevármelas conmigo. Y por cogerlas para mí he cargado con su peso, y me he lastimado con sus lamentos, y me he impacientado esperando que sientan el palpitar de un corazón, de la vida fluyendo por ellas.
Hasta que una piedra me habló hace poco y me dijo:
«Podrás llevarte a cuestas todos los peñascos acumulados en tu experiencia. Y porque te golpeas una y otra vez en esos riscos de la memoria, no estás sintiendo cómo la esencia de lo vivido corre como un río por tu sangre.»
Y le tuve que dar la razón a la piedra, porque es cierto, lo auténtico no pesa ni oprime. Lo verdadero nunca puede atraparse…

Recapitulación

En el proceso de recapitulación, la mirada del corazón va despertando el amor omitido en cada relación, sobre todo en ésas que han dejado la huella del conflicto en el tejido vital. Así teje la magia de las relaciones, poniendo cohesión donde hay una rotura, una ausencia, un olvido.
Recordar es más que una remembranza. Es descubrir la relación sutil que enlaza diferentes imágenes en el tejido de tus memorias. Cuando tu mirada descubre el hilo conductor que concilia lo irreconciliable, se desvanecen los sucesos, los personajes, las fechas, se aligera el peso de la memoria y te expandes en esencia. Se va borrando la historia personal y en el mismo espacio asoma poco a poco el rostro original.
Es un proceso de ir quitando los velos que ocultan tu verdad, o de ir dando un paso más hacia el fondo en el intento de aclarar enredos. Y, aunque parece que nunca encuentras el otro cabo en la madeja de olvidos, lo importante es que en cada Recuerdo se hace más sensible y penetrante la visión, llegando al instante en el cual tu mirada sonríe en la Gran Mirada.
Sonrisa que no es autocomplaciente sino entendimiento. Comprensión que no es intelectual sino claridad. Claridad que no tiene sombras puesto que abarca todos los ángulos y penetra los rincones de cada interpretación…
Extracto del libro Los Ojos de la Noche

La Búsqueda

A lo largo de una vida pasas por etapas en las que la búsqueda y su interrogante no hallan un espacio por donde colarse dentro de los parámetros en los que se desenvuelve tu existencia. En esos tramos no hay preguntas que hacerse porque estás comprometido en responder al reclamo del cuerpo y su sustento, de la mente y el desarrollo de sus facultades, o del afecto y su gama de relaciones emocionales –amor de padres, de hijos, de amantes, de amigos… amor por lo que haces–. ¿Quién tiene tiempo de indagar más allá de este marco que ya de por sí está repleto de respuestas? Casi nadie le da cabida al Interrogante a no ser que la Búsqueda misma le seduzca en algún tramo del camino. A no ser que el lienzo sobre el que pintas tus días tenga fisuras y por ahí se pierdan tus fuerzas, cayendo irremediablemente en tus abismos con un “porqué” sin resolver; o que ya nazcas con la duda incrustada en la frente y tu destino sea el de esos peregrinos de la noche oscura del alma que caminan en dirección al alba.
Sea como fuere, hay un denominador común entre las personas que somos vividas por el arquetipo de la Búsqueda: por mucha información que acumulemos, o muchos caminos que andemos, ya esté claro el día o sea noche cerrada, lo cierto es que siempre se antepone una distancia entre nosotros y los tesoros que esconde el horizonte hacia el que dirigimos nuestra mirada; no importa cuán lejos has llegado en tu viaje de conocimiento, pues lo que buscas se aleja a la misma velocidad que avanzas. Y te agotas cuanto más tardas en rendirte a la evidencia de que, lo que la Búsqueda te está exigiendo, es un salto confiado más que un paso metódico y complaciente… Pero ese salto requiere y reclama la energía que fuiste dejando a tu espalda en cada negación que no pudiste o no quisiste o no supiste transformar en un sí-mismo.
Es llegado a este punto que el buscador desanda sus pisadas y va reinventando el pasado a fuerza de sanar fisuras, de colorear los pasajes grisáceos… Algo mágico sucede en este recorrido, pues, al desapegarse de la búsqueda, encuentra un horizonte sobre cada paso, una claridad en cada paisaje que recordaba sombrío, una fuerza en cada herida sanada. Y es así cómo, sin darse cuenta, sin ya pretenderlo, ha dado un salto sobre sí mismo…

¡Feliz Año Nuevo!

Despidiendo a un inquilino en el tiempo

Respiras profundo mientras los dedos teclean estos renglones, como pidiéndole al aire que oxigene las palabras de despedida, las que hayan de acudir a pronunciarse en este adiós sin uvas ni campanadas todavía. Seguirán girando las estaciones y podrás mirar desde otra perspectiva lo vivido, y dará igual por dónde y cómo lo contemples en la rueda del tiempo: este año lo verás siempre como el que dio acogida a un inquilino que se instaló en tu mente y con el cual has convivido en los últimos meses.
Acaso fuese más efectivo que el dulce espacio del silencio o la música callada del corazón tocasen las notas del adiós sin discurso ni creencia, y no darle voz a las palabras que durante tanto tiempo han respirado aires rancios de emociones manidas, las que no pueden sino exhalar lo re-sentido, lo repetido una y otra vez en los circuitos cerrados de una percepción que te atrapa ahí donde no hay orificios que ventilen olores añejos.
Sí, tal vez fuera más positivo enmudecer cuando las palabras no pueden renovar los aires, cuando se vuelven cansinas de trasladar siempre lo mismo. Porque si las palabras son vehículos con el poder transportar la materia sutil de los sueños, también se hacen portadoras de esa sustancia turbia y espesa que hace los días pesados, que te deja sin fuerzas para afrontar el reto de seguir viviendo. Las palabras son potencias creadoras o destructivas y las que van cargadas de emociones pesadas pueden ser una losa brutal allá donde caigan, sean o no pronunciadas, pues al igual que hay una música callada que resuena en otro corazón, también están los pensamientos no expresados que se convierten en inquilinos de la mente que los hospeda.
Pero no, el paradigma mental no ofrece hospitalidad, esto es cosa del corazón, del Hogar. La mente absorbe y se apropia y dice “esto es mío” cuando las palabras peregrinas pasan por la puerta hablando de libertad, de amor, de conocimiento; o entra en conflicto contra esas creencias que se aposentan sedentarias en tu cabeza y no armonizan con los parámetros que te identifican. «Esto no es mío. Aquí hay un intruso y hay que echarle fuera», gritan entonces tus emociones. Lo que pasa es que en esta contienda intentas desalojar tu casa de «eso» con lo que no te identificas y lo haces proyectando la acometida contra «eso» del otro lado que lo refleja. Pero al final resulta que el embate se está dando dentro de ti, en tus propias percepciones.
Tu paradigma mental está en conflicto contra ese inquilino al que abriste la puerta cuando llegó con los bolsillos llenos de oportunidades que luego resultaron falacias. Gran batalla la de este año para expulsar lo que dices que no es tuyo, lo que adjudicas al mundo que te rodea, pero ¿cómo desalojas las sombras que el intruso ha despertado en ti, las que han vivido en tu mente y se han nutrido de tus emociones? ¿Debajo de qué excusa te escondes si ya todas las creencias que sostuvieron la percepción de lo que eres han sido saqueadas? Todo en ti ha quedado a la intemperie, sin techos ni paredes. La cruel batalla te ha dejado sin murallas que definan lo que es tu conquista (lo que tomaste del mundo) y lo que te ha sido arrebatado porque lo entregaste sin soltarlo. No ¡Basta! Ya no quedan fuerzas que malgastar en esta encerrona absurda.

Y así llegas a la última hoja del calendario anual y repites el ritual de uvas y campanadas renovadoras de propósitos que han de motivarte a girar otra vuelta en la rueda del tiempo. Lo que pasa es que esta noche es especial porque ahí mismo donde recibiste el año puedes respirar más profundo y decir adiós ya sin miedos ni agravios. Por esta vez la despedida no te deja acidez en el paladar sino el dulzor del fruto maduro en la palabra. Adiós y gracias por la dulzura en la madurez de un proceso. Adiós y gracias por la esencia del aprendizaje que vino a traerte ese inquilino cuyo nombre es Crisis.
Y lo mágico del asunto es que ha sido al darle la vuelta al inoportuno ocupante cuando le has reconocido en el giro de tantas estaciones vestido de las circunstancias más variopintas. ¿O acaso no es también el mismo párrafo que te has vivido de tantas maneras, pero siempre del revés? Tu sueño no necesita paredes donde colgar cuadros con paisajes, ni techos donde pintar estrellas. Y allá donde está tu sueño, el tuyo, está tu Hogar.

Un propósito inédito quiere nacer entre las campanadas que tocan el final y el comienzo. Ojalá que las palabras peregrinas y los pensamientos inquilinos cesen de cincelar culpas en las paredes de la mente y retornen a la conciencia del Hogar.
El Hogar es un estado del ser sin muros que separen lo tuyo de lo mío, ni techos que limiten el desarrollo de lo que somos. Despertar a esta dimensión es sentimos libres de ser lo que somos ahora, y que esta libertad libere el amor oprimido en lo que no pudo ser.
El Hogar es una transparencia en la percepción que nos hace ver y aceptar el mundo así como es, y no como quisiéramos que fuera.
El Hogar es nuestro espacio más sagrado, y como inquilinos de la mente nos vamos preparando para habitarlo. Hasta que finalmente descubrimos que es el Hogar el que nos habita mientras no le contaminemos con la basura que captan nuestros cerebros o la que está acumulada en nuestras memorias inconscientes.
Nos relacionamos con los demás a diferentes niveles de intercambio pero nos quedamos y arraigamos y permanecemos en ese corazón donde sentimos la sensación de estar en casa, de no ser inquilinos saqueadores en el espacio que nos alberga.
El Hogar es una alianza a nivel sutil que no se deja atrapar ni condicionar; el contexto y formas de relación no dan garantías de Hogar por muchas veces que nos casemos o por muy numerosa que sea nuestra familia o por muchas casas que construyamos. Y acaso sea por esto que, salvo en momentos puntuales, todos somos niños huérfanos que vamos creando un mundo de sustitutos y artificios y proyecciones que nos hagan olvidar la incertidumbre del destierro.
La añoranza del Hogar, más despierta o más latente en cada cual, es el anhelo profundo de intimidad en el acto de relacionarnos. Sentirnos en casa en el corazón de otro ser, albergar al corazón que nos alberga, porque esa sensación compartida nos recuerda el cuidado esencial de una madre, la protección inherente al padre, la complicidad y reconocimiento y apoyo en la hermandad…

Recuerdas en esta despedida el dulce espacio del silencio. La música callada del amor danza libremente en tu respiración. Empieza otro giro en la rueda del tiempo y esta vez ya no estás fuera sino dentro del corazón de la casa, de la familia, de la sociedad, del universo… Y sonríe la última campanada en el Hogar que te recibe y acoge y da la bienvenida a las puertas de un corazón que te está llamando desde adentro…

Desde este rincón en una esquina del viento 
soplo en las plumas de un pajarillo que
oirás cantar en algún momento
mis mejores deseos para ti 
y todas tus relaciones…

Recapitulación

Recapitular es mucho más que una evocación, es liberar cargas energéticas que pesan en algún espacio del olvido, y nos regalan su claridad en el intento de aclararlas.
… Bien, ya hemos experimentado el mundo desde las percepciones expuestas a la dualidad, a la polaridad, a la confrontación de los opuestos. Ya hemos entrado en el proceso de Darnos Cuenta: lo que niegas te lo niegas, aquello a lo que te adhieres, o crees tener, te posee a ti. Ahora damos un paso hacia la Unidad y decimos: Todos Somos Uno. ¿Qué significa esta frase para mí? ¿Cuándo toma sentido y realidad en mi vida? Porque yo puedo nutrir mi intelecto de todas las concepciones que fluctúan en el reino de las ideas, pero, hasta que cada célula de mi ser no las respira, siguen siendo algo ajeno en alguna parte de mí, algo que enajena esos espacios donde no puedo experimentar lo que pienso.
En un mundo donde todo se nos manifiesta separado por el tiempo, las fronteras, lo pronombres personales…, hago el intento de experimentar la Unidad desde esa mirada despierta que contempla las imágenes que acuden a este instante y genera conexiones entre ellas. Y, como en el fondo todo está unido, lo que parece separado responde al intento, ocupando un nuevo orden en mis percepciones. Y así nace una imagen completa, plena de sentido, donde antes anidó la disociación y el sinsentido.

Girasoles al Amanecer en Ayatana Centro – Vilanova i la Geltrù – Barcelona

¡¡¡Gracias, amig@s, por ese compartir tan entrañable que me habéis regalado!!!

Los Ojos de la Noche

 

No le digas al día lo que te ha contado la noche,
pues podría el sol ponerse a ensoñar…

El reloj de la infancia se transforma en un círculo de piedras donde una mujer pasa la noche haciendo su Búsqueda de Visión, invocando la sabiduría ancestral de las Doce Ancianas. La voz de la Luna Llena se convierte en el hilo mágico que va conduciendo a la buscadora, desde la medianoche hasta el amanecer, en un viaje donde la sustancia de los sueños y el tejido de la recapitulación configuran el trenzado de luces y sombras, convertido en la claridad de un nuevo canto.

Mirar con los ojos de la noche es Recordar la mirada de la piedra, del aire, del fuego, del agua. Es abrir la visión a la unidad indisoluble del Amor que abarca un solo instante todas las miradas y todos los momentos en los cuales has amado…

Un nuevo amanecer nos aguarda en la fina luz que rompe la noche. Echemos ya a andar la mirada sobre el campo de flores nuevas que están naciendo en nuestro corazón. Llenemos cada momento de hálito renovado y sintamos lo infinito de cada instante, entregados a la paz que se siente en cada entrega…

Si deseas regalar o regalarte este libro en formato impreso, contacta con:   lamagiadelasrelaciones@gmail.com

 También está disponible en formato digital en:            
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Girasoles al amanecer

La historia desplegada en estas páginas se desarrolla en una Comunidad del Valle Sagrado de Perú. Sus protagonistas son Buscadores de diferentes países que unen sus vidas para crecer juntos, acogiendo las costumbres y el conocimiento de una cultura ancestral. Aunque el escenario y los personajes descritos propicien la narrativa sobre los misterios de una Tradición milenaria, el desarrollo de la obra profundiza más en las relaciones a todos los niveles: con la naturaleza, con los elementos, con el trabajo, con el mundo invisible, con los compañeros de viaje; en definitiva, con uno mismo. Es la historia de una comunidad de Hombres y Mujeres Medicina que eligen el camino de la sanación, mostrando con sus vidas cómo enfrentar la existencia de una forma más sencilla, honesta y fuerte…

“Girasoles decaídos tras una larga noche de sombras oscuras, que despertaron una mañana abriendo sus pétalos a la luz del amanecer, elevaron sus corazones hacia el cielo y no necesitaron más motivo, para colmar el nuevo día, que girar en dirección al sol…”

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Somos flechas lanzadas por la vida, en cada elección marcamos nuestra proyección, nuestro destino, todas las elecciones que hice convergieron en este lugar, en este camino…

Y es cierto que elecciones muy importantes hube de hacer antes de viajar a Perú. Cualquiera podría pensar que cruzar el océano, hoy en día, no tiene nada de extraordinario: muchas personas pueden aprovechar el mes de vacaciones en conocer otros países, más o menos exóticos. En mi caso, sin embargo, fue una cuestión de conseguir más tiempo del que se requiere para hacer turismo. Desde siempre, más que la figura del turista, me interesó la del peregrino, o viajero que se busca a sí mismo en otras culturas o formas de entender la vida. Hay viajes y viajes, pero los más auténticos, pienso yo, son aquellos que nos devuelven a casa como seres diferentes y más acordes con nuestra verdadera naturaleza.

… Sin embargo, lo más extraordinario de esta experiencia es que podría haber sucedido, y puede suceder, en cualquier lugar del mundo. Lo más sorprendente es que las voces que suenan en estas páginas podrían ser, en esencia, las de cualquier persona que se baja un rato del mundo con el propósito de descubrir quién vive bajo los ropajes diseñados por su tradición, cultura o circunstancias vitales…

Recapitulación

EN LA JORNADA CONCIÉNCIA-T – ESPLUGUES – BARCELONA

RECAPITULACIÓN DE LA JORNADA

La recapitulación es el ejercicio de transformar y entender una imagen que quedó sitiada en la memoria al no ser  comprendida en ese contexto anterior en el que fue vivida. El recuerdo asoma a este presente y al mirarlo desde la perspectiva de un recorrido más amplio, toma un nuevo sentido la vivencia, liberando así la carga energética o el paquete informativo que dicha imagen traía consigo.
Vivir la Jornada ConcienciaT ha significado una actualización de la trayectoria que me sitúa en contacto con otros recorridos, otros buscadores que a su manera y desde su expresión trabajan en la misma apuesta y dirección que yo misma tomé como destino… “La autoestima desde el enfoque vibracional holístico”… “Armonización a través del sonido de los cuencos”… “El arte como expresión de lo sagrado”… “La espiritualidad, la profundidad del ser humano y la felicidad como parte intrínseca del mismo”… “Los últimos obstáculos para alcanzar el mundo que soñamos”… “La Inteligencia Subyacente de la Naturaleza”… ¡Cuántos ecos y resonancias en este Encuentro! No me extraña que ya desde el comienzo de la mañana los signos empezaran a manifestarse.

En un descampado, que nunca miro pese a bordearlo siempre al salir de la urbanización en la que vivo, vi a primera hora de la mañana una maravilla de girasol entre el abandono, la maleza y un cartel que anuncia la venta del solar. Imagino otras miradas enfocadas sobre el mismo espacio y sé que cada cual vería algo distinto. El que busca hogar contemplará la posibilidad que le ofrece el cartel; el agricultor apreciará si el terreno es cultivable; el amante de los animales mirará a los gatitos que buscan su alimento; el ecologista verá los elementos reciclables esparcidos por doquier. Y lo que yo vi en esta mañana fue un girasol que le dio un sentido propio a esa imagen que a diario me era ajena.   Un hermoso girasol se hace visible en un contexto inesperado. Es fácil ver girasoles en grandes extensiones de terreno abonadas y preparadas para que el verano ofrezca una buena cosecha. Pero, por lo que sea, esta flor salio de su contexto de normalidad para ofrecerle una pincelada diferente a la tonalidad del lugar.

Las ponencias en la Sala de Actos Robert Brillas de Esplugues fueron tan interesantes como deliciosas las conversaciones y reconocimientos que se dieron en los descansos. Yo me sentía feliz con los “Girasoles al amanecer” expuestos a la entrada de la sala, hasta que Maribel, amiga del alma y coordinadora del evento, se acercó a preguntarme si quería intervenir en el cierre de la mañana. ¡Claro! ¡Unos cantos!
La improvisada intervención de diez minutos me hizo vivir un proceso vertiginoso que no sólo concentró y actualizó en la fuerza de un canto los tres años de presentaciones del libro, sino que expuso ante mí misma y ante el público a la primeriza niña asustada (que le tiembla el micrófono en la mano y se le rompen las palabras en la garganta) para que finalmente pudiera expresarse la niña-anciana. El canto hizo su trabajo de alineación energética, y hacia la mitad de la exposición el corazón había dejado de latir desorbitado. En el último minuto ya no queda miedo ni osadía en un pálpito que Es, late acompasado, siente, se expresa, mientras la anciana-niña le canta a la vida y a la Madre Tierra algo así como: «Amada Tonanzi, con todo mi amor, que nazca una flor en mi corazón»

¡¡¡Gracias, amig@s, por la transmisión de vuestras experiencias que hizo eco en la propia vivencia!!!

Desde otro lugar en mí

Hace cinco años, por estas mismas fechas, caminaba en solitario por Montserrat, con un diálogo interno, en el cual le pedía a la montaña que me mostrase un mapa, una mirada a vista de pájaro que me indicara el lugar donde había desembocado mi recorrido vital. Anduve un rato despreocupada ya de este asunto, hasta que de pronto se abrió el paisaje a través de un gran ventanal de piedra, una inmensa apertura que me permitió divisar el horizonte a lo lejos. Campos y campos vestidos con los colores de la tierra fértil y de la primavera. Miré luego hacia el fondo, bajo mis pies, cómo la densa vegetación apenas permitía que los rayos del sol se adentrasen en su espesura. Me giré alzando la cabeza y mi visión no pudo abarcar los límites de aquellas gigantescas piedras sosteniéndose en las alturas. ¡Bien! La montaña me respondía mostrándome el mapa que antes le había pedido. A modo de síntesis me estaba diciendo: «saliste de la espesura, tu visión es más amplia, pero te queda un largo recorrido para reconocerte en tus alturas»
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Hoy, después de cinco años, se me ofrece la ocasión de caminar en compañía, en muy buena compañía, por esas sendas recónditas de la montaña, que tiempo atrás no pudo alcanzar mi vista en toda su amplitud. Y sin que yo haga preguntas, porque todos los interrogantes se me fueron cayendo en el trayecto que me condujo a este día, se abre en el paisaje el mismo ventanal de piedra que antaño me respondiera. El vértigo ha sustituido hoy a la sensación de incertidumbre que sintiera ayer. ¡¡¡Cuánta dicha en estos parajes inexplorados que no puedo traducir en palabras!!!
Al compartir esta reflexión con mis compañeros de viaje, me pregunta Martí: ¿Quiere decir que ahora vives desde más arriba, Angela?… Y le respondo: “No, quiere decir que caminé en estos años y que mi perspectiva ha cambiado, pues miro el mismo paisaje desde otro lugar en mí…”

En la Ermita de Sant Dimas – Montserrat, donde pudimos apreciar de cerca la Escultura y sensibilidad de Martí Morro

¡¡¡Gracias, Lola, Martí, Angels, Antonio, Eli, Montse… por abrirle nuevas sendas a mi comprensión!!!

La Medicina de las Relaciones

Hay pueblos y culturas que han integrado la Medicina en sus vidas, no en forma de fármacos ni hospitales, sino en una manera de vivir que concibe cada acto, cada pensamiento, cada relación, en términos de Salud o Enfermedad. En términos de vibración energética. En términos de Alianzas con lo otro, con el otro… Pues dos cosas pueden suceder en el acto de relacionarse, no sólo a nivel personal sino a todos los niveles: que perpetuemos aquello que nos separa de otra entidad, ya sea un ser humano, un árbol, una cultura, un recuerdo del pasado, una creencia… o que se dé una conexión profunda que nos acerque al reconocimiento de lo otro en mí mismo…
El libro Girasoles al amanecer es el resultado del poder sanador de la Recapitulación, pero este trabajo no serviría de nada si sólo se quedara en las páginas o en el intelecto sin trascender a lo cotidiano. Y es que, en este día a día, me encuentro con relaciones que me ayudan a sanar el pasado y, en la misma medida en que se aclara lo de atrás, van llegando otras que me traen sublimes recuerdos del futuro. Un proceso que en la actualidad se va acelerando a través de incontables vías, técnicas y terapias que nos dan la llave necesaria para abrir la misma puerta “darse cuenta“… Particularmente he encontrado esa clave en la Gran Alianza, esto es, cultivo una buena relación con el Espíritu y la Madre Tierra a través de la Búsqueda de Visión, de las ceremonias de purificación, del rezo, del poder invocador de la palabra, del canto sagrado, del silencio… Ello no significa que pueda esquivar las pruebas que reafirman mi elección: Elijo el Amor, elijo la Paz, elijo el Entendimiento… Y es así, en cada prueba de paciencia, de humildad, de impecabilidad, de confianza –confiar en no saber, confiar en no poder- que voy sumando energía.
Y es que para Recordar el Ser que Somos se necesita energía. Fuerza que nos conduzca de nuevo a esos espacios anclados en la memoria de la sangre. Claridad para que esas imágenes que rechazamos, pero que nos habitan, dejen de ser sombras que pesan en alguna parte…

con la Asociación Cultural Sedona

¡¡¡Gracias, amig@s, por permitirme vivenciar la magia de las relaciones!!!

Pintar la memoria

Hay miradas acumuladas en la memoria que dejaron borrones en las páginas de nuestra vida. A través de la recapitulación es posible pintar esas zonas oscuras de colores intensos; transformarlas en recuerdos imborrables que se antepongan a capas y capas de vivencias solidificadas por la repetición…
Hoy puedo y quiero regresar a la escarcha que cubría el olivar y, aceptando el frío de las horas tempraneras, sentir el calor humeante de la lumbre encendida con ramas secas. Puedo ahora transformar el encierro fastidioso en la tarde veraniega ante la lluvia que caía tras el cristal, respirando hasta saciarme del  olor a tierra mojada después de la tormenta. Puedo acariciar desde aquí los libros de texto desparramados sin orden ni concierto en la mesa de estudio, o sentir el tacto de aquéllos que apilaba como un tesoro en la estantería de mi habitación, agradeciéndole hoy a la lectura tantos paisajes que desplegó por detrás de cuanto miraban mis ojos en derredor… Pues fueron esas lecturas las que sembraron en mi alma el sueño de un mundo mejor, las que trazaron el interrogante de cómo soñarme a mí misma para ocupar un lugar en él, y también alumbraron las certezas que todavía hoy sigo conjugando en el tejido de mi propia existencia…

En la Biblioteca Lluís Millet i Pagès / Aiguafreda / Barcelona

¡¡¡Gracias, gracias, gracias, amig@s, por mostrarme la magia de las relaciones!!!

Ciclos escolares

Hay recuerdos imborrables en mi niñez que se anteponen, así como la hierba aflora infatigable entre las grietas del cemento, a capas y capas de vivencias acumuladas en la memoria. La escarcha que cubría el olivar en los invernales fines de semana, el almendro vestido de blanco para recibir a la primavera, el olor a tierra mojada tras la tormenta veraniega, las hojas de otoño caídas en la vereda que conducía al colegio… Misterio de inocencia y sencillez, el que se percibía en una flor, en un paisaje, en el transcurrir de los ciclos escolares.
También recuerdo el olor de los libros de texto desparramados sin orden ni concierto en la mesa de estudio, y el tacto de aquéllos otros que apilaba como un tesoro en la estantería de mi habitación. En mi mente adolescente, la literatura abrió una ventana a la que, sin que nadie me lo impusiera, quise asomarme para aprender a mirar otros paisajes, a oír otros pensamientos, a imaginar otras historias. Fueron esas lecturas las que entretejieron sueños de un mundo mejor y el interrogante de cómo soñarme a mí misma para ocupar un lugar en él. Ansias por conocer y conocerme, dudas. Y también certezas que después hube de conjugar en el tejido de mi propia existencia…

Charla a los alumnos del IES Álvarez Cubero, dentro de las actividades de la Semana Cultural / Priego de córdoba

¡¡¡Mi agradecimiento a la dirección del IES Álvarez Cubero y a la atención de los alumnos que inspiraron una nueva página!!!

Así nació la escritora

 Crecí entre olivares, en Castillo de Locubín, Jaén. He cogido aceitunas, he tirado de los fardos y he disfrutado del pan chorreando aceite sobre mis manos,  en el descanso del mediodía bajo la sombra de un olivo. La verdad es que podría ser cada una de las personas que viven en cualquier pueblo o ciudad; la aprendiz, la trabajadora, la inconformista, la soñadora, el ama de casa. Cada persona tiene un libro que escribir con su vida, que imprime a fuerza de arrugas, roces, risas y lágrimas. No son las palabras las únicas que cuentan historias; es la manera en que vivimos cada experiencia la que muestra cómo estamos escribiendo cada capítulo de nuestra particular novela. ¿Con resignación o aceptación? ¿Con alegría o fastidio?
Quizá fuera la rebeldía la que me empujó un día a cambiar mi propia historia. Salí a conocer otras gentes, a perderme en grandes ciudades, y comprendí que uno puede salir de su tierra pero ¡cómo desvincularse de las raíces de uno mismo! Hoy agradezco a la vida por haber nacido y crecido en un entorno que me hizo apreciar la fuerza de la naturaleza y el lenguaje silencioso de sus ciclos siempre cambiantes. Hoy retorno al regazo de la Madre Tierra y desde su cobijo viajo a través de otras páginas más vivas que despliegan sus signos a cada instante…
Aprendo de los incontables mundos que coexisten en el espacio que abarca una mirada, y me aprendo en ellos… Soy autodidacta en mi búsqueda incesante por descubrir al ser humano en todas sus dimensiones. Desde muy joven sentí la necesidad de expresar en un papel confusos planteamientos sobre el sentido profundo de la vida, el amor, las relaciones…  Una mirada de autodescubrimiento que con el tiempo se ha ido aclarando pero que en un principio no halló sino palabras y más palabras. Palabras que me definieron, y otras con interrogantes que necesitaban de más palabras para cerrarse. Así nació la escritora… 
 12 de Junio de 2008 // presentación de GIRASOLES AL AMANECER en Castillo de Locubín
¡¡¡Gracias, gracias, gracias, conciudadanos-as, por mostrarme que también es posible escribir en el aire!!!

Semillas de un Sueño

Autora: Angela Castillo // Género: Narrativa

Sinopsis: Los protagonistas de esta historia hacen un recorrido por el paraíso de la ilusión, en el Camino de Santiago, para desembocar en las tinieblas del desamor, cuando interfieren las desavenencias de sus circunstancias externas…

Semillas de un sueño que sutiles manos sueltan al azar, agarrándose a suelos áridos. Diminutos brotes de una flor que asoman tímidos al corazón y son aplastados por la realidad…

“¿Y qué es el amor, ese cielo que la saeta de Cupido nos deposita en el corazón o ese infiernos en el que agonizamos cuando la flecha está envenenada por el miedo…?”

* * *

semillas de un sueñoSemillas de un Sueño es una historia de amor y desamor, un intento de expresar y entender la escala emocional inherente a toda relación amorosa. Al escribir esta obra trascendí muchos planteamientos erróneos sobre mi visión del amor: el miedo a fundirse en el otro, la falta de compromiso, las expectativas, la rutina, la soledad, el sentimiento de abandono… Trabajar en esta obra supuso un cambio de dirección en mi búsqueda, un desviar la mirada hacia dentro; o, parafraseando una de sus páginas, se podría decir que lo viví como un dejarse caer hasta el fondo, sin oponer resistencia alguna. Y allí donde se pierden las largas extremidades de la dualidad, donde no existe lo profundo o lo elevado, lo bueno o malo, lo masculino o femenino, me encontré con lo que hay, o sea, nada. Nada que perder. Nada a lo que aferrarse, todo es un juego en el que la nada se distrae soñando el universo de las cosas…
En las páginas de Semillas de un sueño hay más ingenuidad que experiencia, más sinceridad que habilidad, más desnudez que documentación y más corazón que técnica. Sin embargo, esta obra fue un solo paso, quizá más importante por ser el primero, pero un solo paso no hace un camino…

Si deseas regalar o regalarte este libro en formato impreso, contacta con:   lamagiadelasrelaciones@gmail.com

También está disponible en formato digital en:  Bubok  y Amazon