Todos tenemos un tirano dentro que nos aprieta en su delirante grandeza.
Yo he pedido que me deje ser chiquita, invisible e incorpórea como el aire, ligera como la brisa que se desliza por la piel, columpiándose en el vello de punta.
Y ser también impetuosa como el vendaval que zarandea las ramas del pensamiento, dejando caer el dulzor de sus frutas.
En definitiva, he pedido en mí misma ser aliento que impulse a tocar esa Realidad que me sueña sin medida.
Etiqueta: Miradas
Aquellas cartas…
Es una actividad cualquiera
pero no cualquiera escribe cartas.
Y, sin embargo, en el cualquiera de las cosas sin objeto, sin ubicar y sin tiempo, que transcurren por capricho natural, porque la noche está insomne o simplemente porque las esferas giran despacio… en ese cualquiera que es por nada y que es por todo, las cartas fabrican una magia que vale por miles de emoticonos prefabricados.
Es la mágica consonancia de las palabras que van y que vienen, en un avanzar con regreso, por pura devolución, o por inocente afán de no hacerse cenizas a un lado si del otro brotaron como verdades incandescentes.
Son esas voces cualesquiera, silentes para el oído y melódicas para el alma, que nacen en una página, sin propósito definido, atemporales, y que luego crecen por capricho natural en la complicidad que las abraza.
Pero no, nunca fueron ni son cualesquiera las cosas dichas, conocidas o recónditas, si fueron engendradas en Presente, por el Silencio y la Palabra.
¡Feliz Verano!
Deseo un verano fresquito para tod@s.
Nos reencontramos con los colores del otoño.
… Y, en fin, ya sabemos que no hace falta pedir al Sol que alumbre nuestros quehaceres y descansos; lo que sí, si fuese demasiado (digo el calor, o el trabajo o el recreo), que siempre haya una fuente o una suerte o un sombrero de nubes con lluvia de ideas renovadoras …
De nieblas y colores
El sol asoma por el horizonte con una claridad de neblina azulada, de perfumes oceánicos y clamor de sueños que se van durmiendo hasta que la siguiente noche los despierte.
En el lienzo del día, pareciera que el pintor invisible no tuviese otros colores que el azul intenso del mar y el verde vivo de los campos.
En la neblina de la mañana están escondidos todos los colores y matices de la luz; podemos imaginarlos e interpretarlos mientras la niebla se levanta,
pero es la Realidad la que los hace visibles en cada mirada…
Subimos y caemos
Hacemos una escalera hacia nuestros cielos.
Subiendo sobre ti, y tú sobre mí, escalamos nuestras cimas.
¿En qué momento se hacen falsos los peldaños? Resbaladizos.
¿En qué mirarnos, se quiebran y resbalamos?
Tal vez nos rompemos cuando el impulso de elevarnos juntos,
de crecer en el nosotros, por encima de ti y de mí,
se detiene y acomoda un palmo más arriba del otro,
Y desde ahí caemos y caemos, muy por debajo de lo que somos…
Esa Mujer
Hoy me habló la Mujer de mágicos reinos escondidos bajo la piel de los seres humanos.
Del valor de ensanchar los pulmones y respirar a fondo las diminutas riquezas que la vida deja al borde de cada segundo.
Del calor de los corazones cuando hacen lumbre para calentar la indiferencia de algunos rincones del día…
Y esa Mujer, ante todo, me transmitió la bendita sensación del espíritu que intenta recorrer, en paz, cada metro y cada paso en su afirmación por la vida, sembrando pequeñas estrellas en el camino; algunas tan diminutas que apenas se ven, pero alumbran, sobre todo cuando más necesarias son, en la oscuridad de la noche…
Travesías reales y virtuales
Los sujetos virtuales nos parecemos a torbellinos de sentimientos, las más de las veces sin control, que circulamos en el caos de «todas las direcciones» sin mesura, orden ni concierto.
No digo que seamos náufragos, porque para ser náufrago hay que vivir el sentimiento de naufragio.
No digo, tampoco, que naveguemos a la deriva, porque para ir a la deriva es necesario saberse con el rumbo perdido de antemano.
Digo solamente que vivimos en el «todas direcciones» de este océano cibernético, sujetando la cresta del oleaje por breves instantes de adhesiones saladas o rechazos que reclaman su sal.
El Océano Real, mientras, sostiene imperturbable nuestro tránsito por la vida, cuando la trama principal de nuestras realidades nos devuelve irremediablemente al fondo y el dónde y el «de qué manera» y «en qué momento» nos hallamos en nuestra travesía personal…
Un día cualquiera
Hoy puede ser un día cualquiera, un día incoloro, de profundidades vacías.
O un día montañoso, de picos agudos y coronas, en el cielo, blancas.
O un día oceánico, mentolado y feroz, con suaves toques de eucalipto.
O un día de relleno, o de paredes blancas, o de líneas horizontales de cuaderno con notas recordatorias en los márgenes.
Con lo cual, llegados a este punto, pudiera ser un día magnífico emergiendo de un hoy cualquiera.
Pero lo increíble del asunto es que así pueden ser todos los días…
De gritos y susurros
Las palabras suenan a veces como una suave canción entonada entre susurros.
Aquello que se nos dice al oído es lo que mejor comprendemos, sin necesidad de esfuerzo para dar atención a cuanto se nos está transmitiendo.
Desde adentro nos entendemos mejor, sea lo que fuere que nos digamos.
En cambio, desde afuera, al otro lado de nosotros mismos, solamente los gritos parecen atravesar las paredes.
Por eso, a veces, cuando los muros que nos separan se hacen al silencio, escucho en las palabras una suave canción entonada entre susurros…
Calma
Hay muchas, muchísimas más cosas
de las que buenamente puedo hacer hoy,
por eso estoy tomando una triple ración de calma,
porque sé que ésta es la mejor opción,
tomármelo así como ahora lo estoy tomando,
con esta taza de café a la que puse tres cucharadas de serenidad …
Amanece…
La pereza de las sábanas quiere convencerme de que no hay motivos suficientes para madrugar.
Por pura costumbre y sin motivación aparente, suena el griterío orquestal de los pájaros, mientras el sol se sienta en primera línea del horizonte para disfrutar del concierto.
Se levanta el sol enseguida y, antes de que lleguen a tropel los motivos, despisto a la pereza y me dejo convencer por esta feria de colores, luz, sonidos…
Rodar y rodar…
Pero cuando las cosas ruedan con tranquilidad, en la dirección adecuada, no existen roces ni fricciones, ni siquiera sentirnos desplazados en aquellos cambios que vamos realizando. Más bien parece todo lo contrario, como una oportunidad, como si una voz nueva sonara entusiasmada desde adentro, diciéndote: ¡Qué bien! Tengo la oportunidad de ser mejor de lo que estaba siendo, de vivirme mejor los mismos pasajes de siempre…
Imágenes
En verdad, no me conoces.
Configuro una imagen que va conmigo desde que salgo a la calle y saludo a los vecinos. Y si en lugar de salir, entro en la Red, remarco imagen sobre los muros virtuales.
Dentro y fuera, ¿cuánto tiempo del día piensas que hago imagen y me relaciono con imágenes?
Tu atención alimenta mi imagen, pero ¿cómo puedes apreciarme, valorarme, quererme, si sólo ves la imagen que proyecto?
Quiero creer, sin embargo, que incluso en este laberinto de espejos puede nuestra mirada traspasar la periferia, optar por el centro y, viendo lo que veamos, Vernos; esto es, sentir lo que somos con natural resplandor y normal anochecida.
Entonces jugaremos al escondite como niños, pero ya nos habremos encontrado y será cierto que en verdad nos conocemos…
Amistad
«Atrás, en algún punto de la línea del tiempo,
hemos echado residuos en el manantial de la vida,
el único que ha de saciarnos.
Luego, delante, en alguna sed del trayecto,
bebemos el agua turbia que antes arrojamos…”
Cuando dos personas descubrimos nuestra afinidad de corazón, aunque sea por esta vía tan porfiada y tan mágica de las palabras -con esa claridad que nos aclara-, debe ser que hemos ganado la confianza que abre sendas a la Amistad. Somos amigos y, además, abrimos rutas expansivas por encima de nuestras vicisitudes y contingencias particulares. Entonces ni siquiera la falta de contacto cotidiano hace desaparecer lo que apareció de ti y de mí al compartir instantes de apertura. Es por esto que, antes de un ¡Sí! a la Amistad, nos preguntamos cuánto de cerrados o cuánto de abiertos estamos dentro de nosotros mismos, pero, ante todo, cuán dispuestos a transitar con transparencia dentro de otro ser…
La vida curvándose
A veces la vida me detiene en un paréntesis
(por delante de tantos momentos ya escritos
o como antesala de muchas páginas por vivir).
Mas, si por esta vez pongo alas a la pausa,
veo desde otra altura que el ayer y el mañana
están curvándose para proteger este tiempo
gestador de nuevos paisajes…
Entrega
Siente amor en el instante de cada entrega,
porque lo que das sin amor, te lo robas
y lo que entregas con amor, te lo das…
Acepta que no sabes qué números nacen
por detrás de tu contabilidad.
Esa aceptación enciende una lámpara en la oscuridad.
Y cuanto más claro ves, menos peleas con las sombras,
con más nitidez puedes darte a lo que amas…
Entre párrafos y realidades
Para empezar ……………………………………
Ya entiendo, para empezar puedo permitir los puntos suspensivos en mis conclusiones vitales, los mismos que suspenden una frase concediendo la libre interpretación o definición o veracidad de su desenlace.
Y ¿para continuar?
Ya entiendo, para continuar acepto el espacio detenido, suspendido entre un párrafo y una realidad (la demora, el impedimento, la pausa, la dificultad…) y, llegado a mí el momento propicio, empiezo de nuevo por el final…
Melancolía
Si no sintiera melancolía, creería que ya he llegado, que ya soy plena.
No he conocido a ningún buscador que no sienta la nostalgia de regresar a casa. Ken Wilber lo desarrolla muy bien en su obra “Después del Edén”: “El ser humano ha creado un mundo de sustitutos que mitiguen la desazón por haber perdido su paraíso”…
La desazón de este asunto no está precisamente en el disfrute de esos sustitutos, ¡ojalá nos colmaran de satisfacción! sino en esa ansiedad que genera, sin saciarse, más y más sustitutos que colmen el hueco vacío.
La euforia de conseguir un logro nunca se sostiene por sí misma, se alimenta de verbos como conseguir, alcanzar, tener, lograr, querer… se sujeta a la impermanencia.
Tal vez por esto, la euforia es tan contagiosa, un estallido de masas.
¡Ah! Pero yo vine a decir algo de la melancolía. Esa música callada que suena en la intimidad y que me recuerda un «no sé qué lugar»…
Desafíos
Cada pequeño acto de la vida, es un gran desafío.
Pon en él tu mejor intento.
La locura ineficaz es tan necia como la ignorancia.
La primera quiere y no puede; la segunda ni quiere ni puede.
Sólo la locura eficaz puede devolver la excelencia a uno mismo, con la puntería más certera y la precisión más desconcertante.
Recuerda: cada pequeño acto es el desafío con el que ahora te enfrentas, por eso es el mejor.
Tú escoges tus desafíos.
Pero, recuerda, si optas por desafíos que te liberan, ellos mismos te eligen sin afán de apresarte.
Ésa es tu libertad, tu gran libertad…
Como una hoja
Si dejas de danzar con el viento, la música se acalla en ti.
Si no te sueltas en esos segundos de entrega plena, desasiéndote de la práctica de las horas que siguen la misma práctica de siempre, el tiempo se olvida de darte cuerda.
Si no confías en que el viento te sostendrá en sus brazos, es que no has visto a la mujer que tiembla en una hoja.
Y, aun así, si se secan las hojas en las ramas de tu pensamiento, puedes darte cuenta a tiempo, escuchar de nuevo la música, y bailar con la lluvia…