Los sueños, si no son realizables, son quimeras, fantasías, distracciones o escapes de la realidad. Yo quiero pintar un sueño realizable pero no encuentro los colores del día en el fondo de mis pupilas. Acepto pues que estoy anochecida, y que todo está por despertar con otros matices e intensidades.
Yo sé que vienen amaneceres con otros soles, pero ahora resplandece la Luna y es su luz la que escribe signos en los cielos de la madrugada. Luego, o acaso en este mismo renglón, una noche despierta y una noche dormida se encuentran. Después, o quizás entre un segundo y otro, unos sueños compartidos se desperezan, se dejan tocar por la realidad del día así como la luz del sol toca la mañana y hace visibles las cosas invisibles en la madrugada.
Dejemos pues que los sueños despierten y nos despierten, ellos mismos nos dicen lo que es real y realizable…