Y he aquí la cuestión:
el conflicto con lo otro, con el otro, con la otredad, es una lucha contra el inconsciente.
Lo que es consciente se debate con las reacciones inconscientes.
Y, aun así, la consciencia de ser se fortalece en su afirmación frente a la inconsciencia de cuanto no es.
Soy la paz que se afirma en la reyerta…
Soy más fuerte cuando comprendo cuánto desgasta el enfado con la otredad que me confronta.
Ya no puedo enfadarme con el inconsciente que nos zarandea en su pendularidad reactiva, ni tengo conflicto con quienes me obligan a elegir desde el otro extremo del ser.
Caos que afirma la creación… Dejadez que afirma el propósito… Lamentación que afirma el agradecimiento… Olvido que afirma la atención… Despecho que afirma la voluntad de amar pese a todo…