… Conozco a personas que no remarcan lo que ya está definido ni andan entre la muchedumbre de caminos trazados. Me refiero a esos buscadores que se aventuran en lo incierto robándole nuevas sendas a la vida y a los que, quizá por esto mismo, no les queda más remedio que conquistar a la confianza como el más audaz de los aliados… Gentes que despertaron la consciencia de sí mismas y, al mirar el mundo con nuevos ojos, no hallaron en su entorno un reflejo con el que identificarse. En la soledad de una búsqueda incógnita enfocaron sus vidas hacia la Naturaleza, vislumbrando en la perfección de la Madre Tierra un lenguaje de conexión que les enseñó cómo forjar su existencia con la misma armonía, belleza y fuerza que desprende la Pachamama.
Corazones que empezaron a palpitar a un ritmo diferente y, desafiando cualquier tipo de estructura, apostaron por un camino que resonase con sus propios latidos. Una senda abierta a la alianza que cada relación aporta al proceso de avanzar, cultivando el entendimiento implícito en las relaciones con la naturaleza, con el trabajo, con los elementos, con el mundo invisible, con los compañeros de viaje, en definitiva, con uno mismo.
Tenaces guerreros que bordaron en su bandera el escudo del universo y cabalgaron en la confianza hacia la conquista de aquellos horizontes visualizados en sus sueños. Luchadores en una batalla contra la inconsciencia que fundieron sus pensamientos con un fuego inflamado de otras verdades. Danzantes de la vida que arquearon las cuerdas de sus gargantas afinando cantos, lanzando rezos como certeras flechas dirigidas al corazón del Gran Espíritu.
Girasoles decaídos tras una larga noche de sombras oscuras, que despertaron una mañana abriendo sus pétalos a la luz del amanecer, elevaron sus corazones hacia el cielo y no necesitaron más motivo para colmar el nuevo día que girar en dirección al sol…
Extracto del libro «Girasoles al amanecer»
Proyecto Ecoaldea en Olocau – Valencia
¡¡¡Ánimo amig@s, que ese proyecto de vida vaya tomando forma, fuerza y realidad!!!