Acaso en mi obra sean las palabras demasiado pretenciosas en su intento de señalar la unidad -que a su vez señala tantas roturas en lo fronterizo de la experiencia-. Y es que a veces la distancia que nos separa puede convertirse en un abismo que produce vértigo, o un simple hueco imposible de colmar, o una grieta que nos provoca el desgarro… Alguna vez es la insatisfacción que despierta, o el letargo de la satisfacción acostumbrada.
¿Son demasiado osadas las palabras al saltar, colmar o unir? Quizá parezcan utópicas al situar las imágenes por encima de los procesos, teniendo en cuenta que no hallé la forma de eludir mis propios procesos, culminen éstos, o no, en la belleza de dos lados contrapuestos que se abrazan.
Pretenden algo, sin duda, las palabras que eliminan abismos sobrevolándolos, cosen fisuras en lo sutil, colman el hueco con el intento. Luego cada cual experimenta su proceso vital, pero las palabras siguen en el aire, se respiran, alientan, y algunas nos recuerdan, cuando estamos muy lejos, que no hay distancia donde todo está unido, ni hay nada que alcanzar porque todo -el otro también- está aquí, en ti …