Sentada en el banco que hay frente a la biblioteca, os veo llegar risueñas, con los brazos abiertos y el corazón en cada sonrisa. ¡Sí! ¡Cuántos pasos hemos dado en estos meses para finalmente encontrarnos en el mismo punto, con la mirada renovada! Cada cual dio los suyos, cada una vivió su proceso particular. Y sé que he crecido porque os veo crecidas. Puedo ver a través de cada una de vosotras los aspectos que se han resuelto en mí.
Los ojos de la tarde miran los silencios que ya no pretenden explicar nada, sino sentir cada momento así como se va manifestando. Habla el amor que rompe los esquemas; el amor que encuentra su pálpito sereno dentro del esquema; el amor que quiere cerrar un círculo de aprendizaje. Giran los ciclos y el círculo se abre a nuevas relaciones que traen consigo otros enfoques. Y bailan en la mirada las burbujas del cava, contoneándose las lineas de la geometría, invitándonos a celebrar…
Un nuevo guiño me hacen Los ojos de la noche, diciéndome algo así como: quizá lo mágico de este libro no está tanto en lo escrito, sino en las páginas vivas que cada encuentro imprime en el corazón…
En la Biblioteca Lluís Millet y Pagès / Aiguafreda / Barcelona
¡¡¡Gracias, amigas, por tanto amor impreso en vuestra acogida!!!