No escribo ensayos de magia porque aspiro a la magia práctica, cotidiana, enraizada o arraigada con el ser natural que soy.
Mi magia no tiene método ni fórmula ni poción, mucho menos es para volar con la escoba, aunque reconozco los momentos que llegan como si vinieran del cielo y así, como si estuviera en el cielo, los vivo yo.
Mi magia es un dibujar la huella de cada momento sobre la tierra que piso, bajo el sol o la lluvia, mientras escucho una canción en el viento y la retina de mis ojos lee un guiño cómplice en lo que parece cerrarse pero sigue estando abierto…