Son momentos de magia al leerte.
Te leo desde el silencio y me escucho en el rumor de tus paisajes.
Es lectura por los contornos de las letras y también por las profundidades.
Te leo con amor, por decirlo con pocas palabras.
Y es amor que crea una familia de muchos nombres: reconocimiento, admiración, empatía, afecto…
Nada que discrepar de tus enfoques.
Es mágico leerte porque no veo diferencia entre lo que dices y leo.
O, por decirlo con otras letras, tus páginas despiertan lo que ya estaba escrito en mi silencio…