En verdad, no me conoces.
Configuro una imagen que va conmigo desde que salgo a la calle y saludo a los vecinos. Y si en lugar de salir, entro en la Red, remarco imagen sobre los muros virtuales.
Dentro y fuera, ¿cuánto tiempo del día piensas que hago imagen y me relaciono con imágenes?
Tu atención alimenta mi imagen, pero ¿cómo puedes apreciarme, valorarme, quererme, si sólo ves la imagen que proyecto?
Quiero creer, sin embargo, que incluso en este laberinto de espejos puede nuestra mirada traspasar la periferia, optar por el centro y, viendo lo que veamos, Vernos; esto es, sentir lo que somos con natural resplandor y normal anochecida.
Entonces jugaremos al escondite como niños, pero ya nos habremos encontrado y será cierto que en verdad nos conocemos…