Hay procesos que culminan en prosperidad, belleza, dicha, sabiduría…, y aunque hoy no puedo agradecer por la consumación de tantos dones, doy las gracias por el proceso mismo de aprender, paso a paso, las lecciones que me van enseñando a sumar en la carencia, a pulir asperezas, a desvestirme de la dolencia, a leer la confianza inscrita en el «no saber».
Hay fuerzas que culminan en talentos, creaciones, éxitos…, pero hoy agradezco por todas las situaciones que me dejaron sin fortaleza –que, ilusa de mí, creí en mí y no a través de mí– para que entendiese que la humildad es la más talentosa de las potencias, cuando se ha desmoronado toda ilusión de poder… Un “Yo puedo” aislado es una ilusión del ego, pues yo soy el resultado de todas mis relaciones.
Y, si la culminación de todas las relaciones es el amor, agradezco, doy las gracias hoy, por todas aquéllas que han configurado el amor en mí, no como idea abstracta o ilusoria, sino como experiencia, vivencia y realidad.