El destino queda al descubierto para aquellos dispuestos a ver que lo que está sucediendo nada tiene que ver con la pérdida de tu salud, sino con la pérdida de tu libertad.
(…) Durante siglos, quizá milenios, la antorcha de la libertad pasó de generación en generación, a menudo pagada con sangre. La llama de esa antorcha ha sido avivada por las manos por las que pasaba. Aquellos de nosotros vivos hoy en día y que somos lo suficientemente afortunados de vivir en sociedades democráticas, ahora sostenemos esa antorcha.
Ahora imagínate a ti mismo mirando dentro de los ojos de tus padres, de tus abuelos, y de todas las generaciones anteriores a ellos, remontándote atrás en el tiempo. Mira a todos los que dieron su vida para que podamos vivir libres, quienes lucharon, quienes hicieron campaña, quienes protestaron, quienes se enfrentaron a déspotas para que la libertad individual pudiera estar asegurada para ellos y para sus descendientes. ¿Estás dispuesto a mirarlos a los ojos y decirles que tú dejaste que se apagara la llama para siempre, a causa de un virus? ¿Que dejaste morir la llama porque estabas demasiado asustado, demasiado apático, demasiado confiado, o demasiado fácilmente manipulable para mantenerte firme, mantenerte erguido, mantener la llama viva?
Ahora imagínate a ti mismo mirando adelante en el tiempo, y recuerda a todos tus descendientes, tus hijos, tus nietos, que vivan o aún estén por venir. Todas esas generaciones que nos seguirán. Míralos a los ojos y diles que el don de la libertad nos fue entregado pero permitimos que nos lo quitasen y, por lo tanto, a ellos, porque no pudimos ver el truco de prestidigitación que nos estaban jugando o, si lo vimos, no hicimos nada para detenerlo. ¿Puedes sentir el peso de la responsabilidad que descansa sobre tus hombros ahora? ¿Podrás vivir con el encogimiento de saber que fuiste uno de esos que se quedó ocioso, encerrado, acobardado en su casa, mientras el precioso regalo de la libertad, a través de la manipulación y la distracción, te fue robado a ti y a todas las generaciones futuras aún por venir?
No debería importar dónde nos encontremos en el espectro político, cuál es nuestro punto de vista sobre el cubrebocas, vacunas o confinamientos, seamos ricos o pobres, o incluso si estamos en la policía o si somos militares. Podemos estar en desacuerdo en muchas cosas, pero seguro que todos podemos estar de acuerdo en esto: la libertad que disfrutamos hoy es el más preciado de los obsequios que nos ha sido dado, a nosotros, y que debe ser apreciado y nutrido y defendido a toda costa para las generaciones venideras.
Debería estar claro a estas alturas que el pasaporte vacunal o pase covid o pase verde o como sea que elijan llamarlo, no tiene absolutamente nada que ver con tu salud. Y, a pesar de cómo se nos está vendiendo, su implementación global no es el camino para recuperar nuestras antiguas vidas. De hecho, lo contario es lo cierto. Los pasaportes vacunales son la puerta de entrada, perfectamente diseñada para crear un tipo completamente nuevo de sociedad controlada y vigilada, como nunca antes habíamos visto. Por lo tanto, bajo ninguna circunstancia, sin importar la presión que se nos aplique, debemos permitir que los pasaportes vacunales sean introducidos.
No te equivoques. Estamos en un punto crucial de la historia, la verdadera escala de lo que está en juego no se puede exagerar ni subestimar.
Pero esto no es un mensaje de miedo y división. Éste es un mensaje de esperanza y es un mensaje de unidad. Lo comparto como mi forma de hacer sonar la alarma, de llamar la atención sobre el peligro inminente que todos enfrentamos. Nacemos seres soberanos, libres en esta hermosa tierra. Somos todos hermanos y hermanas, somos una gran familia humana, independientemente del color, credo o nacionalidad. No se necesitan forjar armas, ni asaltar murallas, ni levantar edificios. Simplemente necesitamos ponernos en pie, mantenernos unidos y decir:
“Que ya es suficiente. Hemos visto los trucos, vemos el plan claramente ahora y no permitiremos que nos sea arrebatada la libertad. La antorcha de la libertad no será extinguida, no ahora, no nunca y, ciertamente, no en nuestro tiempo. Ha llegado nuestro momento de defenderla por todas las generaciones futuras, para avivar su llama y para transmitirla, intacta y vigorizada a las generaciones que nos seguirán.»
A nuestros descendientes debemos decir al unísono: NO OS VAMOS A DEFRAUDAR.
Texto extraído del documental This Pivotal Moment
https://t.me/thispivotalmoment