Hay encuentros que nos desplazan desde la limitación material de lo viviente hacia la transmutación interior que se da en la crisálida, cuyo aleteo no es sino el curso incesante de la palabra sanadora. Alquimia del verbo, transmutación de lo sensible. La alquimia como un itinerario de correspondencias, un cruce de caminos entre la materialidad del mundo y la vida del espíritu. Así es, de hecho, cuando la comunicación busca la “piedra filosofal”, la metamorfosis del alma colectiva que celebra sus bodas con la materia enaltecida.
Hay encuentros que hacen posible la construcción de un hito más en el camino de la consciencia, aun a sabiendas de que habrá desfallecimientos y que el desaliento siempre nos acecha. Confiemos, confiemos siempre, manteniendo esa actitud humilde a la vez que triunfante.
Cada cual está afinando su nota en esta Gran Sinfonía que es la vida, para que en algún momento se alcen a coro las voces, cantando: “¡Oh!, créeme, corazón, no pierdes nada. Guarda, sí, guarda para siempre lo que fue tu amor, lo que fue tu lucha…” –Sinfonía Resurrección de Gustav Mahler–.
En Centro Alquimia – Tarragona
¡¡¡Gracias amig@s del Centro Alquimia, por facilitar el amanecer de los Girasoles en Tarragona!!!