….Estamos hechos de luces y sombras… Últimamente le doy vueltas a una idea que no sé si sabré desarrollar con esa claridad meridiana con que vi la imagen. “El sol en tu cénit”. A menudo me peleo con mi propia sombra, un absurdo, lo sé, ya que la sombra no tiene entidad en sí misma. Agazapada a la espalda del Ser, a veces al lado, otras delante, oscurece los pensamientos, verborrea con mis palabras, sabotea la voluntad. Otras veces hacemos las paces, cuando, por ejemplo, el fruto del árbol se manifiesta como una sombra fresquita en una calurosa caminata. El mismo árbol me enseña que la sombra en sí no es mala ni buena, sólo existe para indicarme que todavía no está el sol en su cénit, que no me hallo en esa alineación donde desaparece lo que no es.
Algo parecido sucede con la melancolía, si no la sintiéramos creeríamos que ya hemos llegado. No he conocido a ningún buscador que no sienta esa nostalgia de regresar a casa. Ken Wilber lo desarrolla muy bien en su obra “Después del Edén”: “El ser humano ha creado un mundo de sustitutos que mitiguen la desazón de haber perdido su paraíso”… Lo nefasto de este asunto no está precisamente en el disfrute de esos sustitutos, (¡ojalá nos colmaran de satisfacción!) sino en esa ansiedad que genera sin saciarse más y más sustitutos…
La euforia es un estallido de masas. La melancolía una música que suena en la intimidad y que nos recuerda un no sé qué lugar…
En Espai de Vida Conscient / Vilafranca del Penedès / Barcelona
¡¡¡Gracias, amig@s, por esos planteamientos que generaron nuevas reflexiones!!!