En Radio Sant Joan Despí. Tertulia dedicada a la Madre Tierra en el programa Al son de la Vida
En la mayoría de los antiguos relatos sagrados, todo en el universo nacía del encuentro y la síntesis de un principio masculino y un principio femenino. Así, la Tierra, virgen en su origen, fue fecundada por los rayos del sol, y es gracias a esta acción bienhechora que pudo dar vida a todo lo que existe, la Naturaleza y la Humanidad. Desde entonces los antiguos hicieron de la tierra, de la Diosa-Tierra, la representación simbólica del gran principio femenino de todas las cosas, y del Sol, la del principio masculino por excelencia. Este es el motivo por el que en todas las tradiciones en las que se venera a una Diosa-Tierra, siempre aparece un culto solar firmemente asociado. Tanto los egipcios, como en el caso de los incas, los griegos o los celtas, no hay Diosa-Tierra sin Dios-Sol, su complemento indispensable.
Cuando la Diosa mantiene todas las potencias, si es una en sí misma, es la llamada Virgen Celeste, representada en ocasiones como andrógina para resaltar ese aspecto de auto-posesión, de completud, de totalidad. Y si aparece como lo femenino por excelencia, es la energía primordial: impulso, flujo, corriente, dinamismo vital, fuerza y sostén. Es el Alma del Cosmos y de lo masculino en general, de ahí su búsqueda desde el ámbito psicológico como complemento interno y factor de regeneración. Es la Gran Madre Celeste en el cosmos, y en nuestro mundo es la Tierra Madre, el suelo firme que brinda un hogar a sus criaturas, la tierra fecunda que nutre a todos los seres sin excepción, la vieja Pachamama de la región andina. Es la Naturaleza toda que tanta imaginación y belleza derrocha por doquier procurando incontables formas y recursos para sus pequeñuelos…
…. Y ya, para dar la última pincelada a los diferentes rostros que la Diosa ha mostrado a la humanidad, sólo me queda por decir que, aunque Ella sea eternamente antigua es, sin embargo, permanentemente presente; acercarnos a su esencia es entrar en su reino y es hacerla reinar en nuestro interior, Es descubrir aquello que, de un modo u otro, como seres vivos, hombres y mujeres, late en nuestra alma; aún más, es recobrar el alma porque Ella es el Alma misma. Desde esta perspectiva nosotros le pertenecemos a la vez que su faz habita en nuestras profundidades…
¡¡¡Gracias, amig@s de «Al Son de la Vida» !!!