Durante cuatro meses viví en una aldea de Perú, con una comunidad de personas vinculadas por un proyecto de vida que buscaba la armonía con las leyes universales y naturales. Allí comprendí que hay una mirada diferente con la cual se puede aprender de los elementos, las montañas, el olivo, la piedra, el fuego, el agua…, ya que todos/as están hermanados entre sí. Aprendí a basar en el entendimiento las relaciones con los demás, con cada circunstancia, con el entorno; pero ante todo, comprendí que toda comunidad empieza por uno mismo, con lo cual, cada conflicto es un indicativo de cómo nos estamos relacionando con nosotros mismos. Los seres vivos no somos islas, la separación es una ilusión de la mente, una percepción errónea que nos conduce a la enfermedad, una quiebra del equilibrio esencial que necesita la constante conexión con las energías de la Tierra y del Universo… Las cosas son mucho más sencillas de lo que creemos, y una de las bases para alcanzar esa simplicidad consiste en no derrochar nuestra fuerza y salud en complicarlas. . .
Girasoles al amanecer en Cárcheles / Jaén
¡¡¡Gracias, carchelejeños, por esa acogida tan familiar y entrañable!!!