Llega el amor

El amor llega, porque llega, pero siempre está siendo el perfume imperceptible del gran misterio, más hondo y más allá de las variantes que lo velan.

Llega el amor como desvelo y también como verdad que se desvela en quienes aman a corazón descubierto.

El amor llega, porque llega, porque sí, o porque siempre hay un punto en algún lugar, visible o recóndito del universo, que las almas toman como destino para volver a encontrarse.

Llega el amor, y es el amor la puerta, y es la llave maestra que abre sin forzar, sin darse cuenta, cual sutil movimiento de esencias que airean las estancias dormidas, sin pereza ni esfuerzo.

Mágica inocencia que se cultiva en el corazón y cautiva la mente de quienes aman como si a cada instante el amor les llegara, porque sí.

Un simple giro en la mirada

Lo que sostiene mi discurso es el latido consciente de un corazón que antaño palpitaba insensible y adormecido en una existencia tan corriente como la que puedan tener millones de personas. Hubo un antes, y hubo un simple giro en la mirada que generó un después. Pero no debe sonar esto a simpleza, a fácil, ya que lo simple es lo más complicado para una mente curtida en los laberintos del pensamiento. Nada tiene que ver este giro con mirar hacia otra parte…

Esquivo un rostro detrás del espejo.
Rechazo lo que me ha tocado vivir.
Justifico una falta.
Mitigo un dolor con sedantes.
Perpetúo el recuerdo en mis ojos.
Sueño el mañana con las carencias del ayer.
Culpo a mi pareja, o a mi jefe, o al gobierno, o al mundo, de mis propias contradicciones…

Mirar hacia otra parte es un autoengaño, y es también lo primero que descubre la mirada que se ha girado hacia el autodescubrimiento… Empieza entonces un proceso en el que, poco a poco, a fuerza de aceptar y transformar el error, de entenderlo, la mirada aprende a leer por debajo de lo escrito. Llega la comprensión, la lectura de mí misma en el mundo que me rodea. O, viceversa, el mundo se me manifiesta desde dónde y cómo lo miro.

Finalmente, cuando se disuelve la separación entre el mundo y yo, la mirada se hace visión. ¿Hacia dónde mirar si no hay fuera ni dentro? La percepción es ahora directa, escapa a las interpretaciones mentales que casi siempre distorsionan la lucidez de un mensaje claro y contundente. Ver, Entender y Conocer se dan al mismo tiempo, como una luz que se enciende en el centro, en un parpadeo consciente, y que a su vez atraviesa todos los niveles del ser…

Tocar cielo

Hay momentos que llegan con las alas puestas y no necesitamos de escaleras para sentir, aleteando en ellos, el cielo, la magia, y ese saber directo tan inspirado e inspirador.
Hay momentos que construyen una escalera de creencias para subir al cielo y tocar el Misterio con la intensidad de una emoción o la punta de un pensamiento. Una escalera cada vez más lejana, por cierto, ya que del último afianzamiento de la conciencia surge el vértigo ante el vacío y la necesidad de otro peldaño con interpretaciones más supremas.
Y hay unos pocos momentos que configuran nuestras alas girando a la inversa las cosas y las formas, incluso las escaleras que conducen al cielo…

Una piedra en el camino…

He tomado de la Montaña las piedras inertes, pensando que, por quererlas, porque me gustaron, tenía derecho a llevármelas conmigo. Y por cogerlas para mí he cargado con su peso, y me he lastimado con sus lamentos, y me he impacientado esperando que sientan el palpitar de un corazón, de la vida fluyendo por ellas.
Hasta que una piedra me habló hace poco y me dijo:
«Podrás llevarte a cuestas todos los peñascos acumulados en tu experiencia. Y porque te golpeas una y otra vez en esos riscos de la memoria, no estás sintiendo cómo la esencia de lo vivido corre como un río por tu sangre.»
Y le tuve que dar la razón a la piedra, porque es cierto, lo auténtico no pesa ni oprime. Lo verdadero nunca puede atraparse…

Confianza

¿Te acuerdas? Fuimos aprendices mientras trazábamos el plano de encuentros y recorridos para encontrarnos.
Leímos en la biblioteca de los libros vivos, buscando historias en unas estanterías y en otras, con la única misión de no quedarnos dormidos en las páginas ya escritas, sino despiertos en cada renglón que trazase nuestra conciencia.
Nos acompañaba la confianza de despertarnos cuando quedásemos dormidos, o atrapados en un cuento de laberintos.
Pero la confianza no basta sin la voluntad de ser confiables.
Tus brazos dormidos, no alcanzan a alcanzarme.
Y, sin embargo, en algún horizonte de nuestro sueño común, me alcanza el amanecer de tu voz:
«Lo siento, me quedé atrapado en otro cuento.
Perdóname. No he despertado con la humedad de tus lágrimas ni con el fuego de tu rabia.
No he despertado hasta que no has gritado tu último grito, el que por fin ha liberado todo el dolor de tus entrañas y ha retumbado en esta página vacía donde no hay leña para encender más iras, ni agua para regar más desilusiones…»
Leímos como aprendices en los párrafos de la vida.
Despertemos ahora, y cumplamos con la única misión de activar las líneas de conciencia…

Voluntad

Pensé que el peregrino viaje tocaba a su fin, que había llegado al límite de las fronteras y de los sueños.
Pensé que la senda se extinguía bajo los pasos, como un sueño harto de soñar se dispersa con el despertar.
Pensé agotadas las provisiones de empeño y de ilusiones, y abordaba el momento de las despedidas con miradas taciturnas…
Pero la voluntad rehuye las tumbas; no acepta un final sin punto de comienzo.
¡Y fíjate cómo suceden los ciclos!
Cuando los viejos dichos languidecen en el crepúsculo, las nuevas melodías cantan al sol de la alborada.
Donde los viejos caminos se borran, los pies de ahora abren una vereda bordeada de des-conocimiento y de misterio.
Mientras se desdibuja la faz de antiguas quimeras, las nuevas arrugas dibujan el mapa de un rostro más verdadero…

Los Sueños

Me ha dicho un sueño en esta madrugada, que los sueños hay que protegerlos hasta que tienen suficiente fuerza para tomar vida y vivir, para formar cuerpo en la realidad.
Los sueños toman perfil, consistencia y carácter en la oscuridad, así como la semilla en las entrañas de la tierra, o así como el bebé que se fue gestando en el vientre materno, y al que el aire solamente toca y llena y alienta a través del grito que indica: “estoy listo para vivir”.
Cuando no ha nacido el grito, cuando sólo son rumores que difundo al vaivén de los vientos, los sueños se disipan en el aire, aunque despierten ecos que responden si son creíbles o son quimeras.
Ni unos ecos ni otros dan poder a mis sueños, es menos, me confundo con tantos supuestos y suposiciones, en lugar de proteger ese peculiar sueño que trae la fortaleza necesaria para hacerme más real…

Melancolía

Si no sintiera melancolía, creería que ya he llegado, que ya soy plena.
No he conocido a ningún buscador que no sienta la nostalgia de regresar a casa. Ken Wilber lo desarrolla muy bien en su obra “Después del Edén”: “El ser humano ha creado un mundo de sustitutos que mitiguen la desazón por haber perdido su paraíso”…
La desazón de este asunto no está precisamente en el disfrute de esos sustitutos, ¡ojalá nos colmaran de satisfacción! sino en esa ansiedad que genera, sin saciarse, más y más sustitutos que colmen el hueco vacío.
La euforia de conseguir un logro nunca se sostiene por sí misma, se alimenta de verbos como conseguir, alcanzar, tener, lograr, querer… se sujeta a la impermanencia.
Tal vez por esto, la euforia es tan contagiosa, un estallido de masas.
¡Ah! Pero yo vine a decir algo de la melancolía. Esa música callada que suena en la intimidad y que me recuerda un «no sé qué lugar»…

Tan Naturales como Tú

Detrás de la presentación tan genuina que Miguel Ángel Barcelona hace de mí en su programa semanal «Tan Naturales Como Tú«, hay un antes y un después. Un antes en el que las circunstancias me permiten, durante una década, darle extensión y vivencias a una búsqueda.
Extensión por los muchos desplazamientos, en distintas geografías, cruzando incluso el océano. Vivencia por entrar en contacto directo con tantas personas a través de Ferias, Encuentros, Charlas…
Porque, si bien es cierto que escribir es una forma entre otras de abstraerse del mundo, en mi caso ha sido al contrario, Libros con Corazón, y también el impulso de expandirlos, han abierto el camino para acercarme a personas maravillosas, y vivir encuentros mágicos que dejan su huella en las páginas vitales; no tanto por el tiempo compartido, sino por la intensidad del reconocimiento que nos damos al mirarnos y vernos, en eso mismo que tanto se respira en las ondas de este programa de radio: en Esencia…

Aquí comparto el enlace a la emisión,
para quienes queráis disfrutar de un rato entrañable de radio…

Cuenca Lee

Como un pato en las aguas del río Huécar… como un mirlo silbando al viento en las ramas desnudas de un árbol… como una piedra en volandas de nubosos prados… Así escribí otra página en la Feria del Libro de Cuenca… Y así recibí a tantos soles que se detuvieron un rato a leer, y dejarse ver, por estas Miradas Peregrinas

¡Gracias, amig@s conquenses, por tantos regalos que dejásteis a vuestro paso por el stand de Librería Hamburgo!

Desafíos

Cada pequeño acto de la vida, es un gran desafío.
Pon en él tu mejor intento.
La locura ineficaz es tan necia como la ignorancia.
La primera quiere y no puede; la segunda ni quiere ni puede.
Sólo la locura eficaz puede devolver la excelencia a uno mismo, con la puntería más certera y la precisión más desconcertante.
Recuerda: cada pequeño acto es el desafío con el que ahora te enfrentas, por eso es el mejor.
Tú escoges tus desafíos.
Pero, recuerda, si optas por desafíos que te liberan, ellos mismos te eligen sin afán de apresarte.
Ésa es tu libertad, tu gran libertad…

Ilusiones

En el recorrido que hace la ilusión, ya no puedo acordarme de las veces y tramos que la desilusión anduvo los pasos. Desaparece a menudo la ilusión y, sin embargo, sigue latiendo su pulso, su capacidad de generar el entusiasmo y la fuerza que impulsan un nuevo comienzo. Y es que permanece la confianza latente en que, por debajo o por encima de todas las cosas que han sucedido, hay un ser en mí que siempre está naciendo, aunque no siempre encuentre acogida en estos brazos que sujetan y se apegan al ser que fui.
Esta ilusión de la que hablo, no es una ceguera rosa que pinta el camino del mismo color porque desconoce que en el camino asomarán todos los colores, y también todas las tonalidades del gris. No es una ilusión de ilusa, la mía. Es un sueño de fe, de convicción profunda en que, para renacer, hay que llegar hasta el final. Es una juventud que circula por debajo de las arrugas mientras llego al final. Ilusión también por llegar contigo, para que no quede inacabado, incompleto, indeterminado, eso que sea, que todavía no sé, que tengamos que vivirnos…

Perdurar

Reconocer que la frontera de tus límites es la misma que la de los míos, sin jugar al juego de las conquistas,
de: a este lado o al otro,
de: si te vienes para mí, o me adentro hacia ti. 
Perdurar es vivirte como si no hubiera una línea de separación entre tú y yo, mas sabiendo que está, que la podemos modificar,
y, de vez en cuando, ojalá cada vez más veces, notar que desaparece.
Es levantarme y decirte: tengo fuerzas, y son tantas que traspasan mis zonas y avivan las tuyas.
Es levantarte y decirme: tengo luz, tanto alumbran mis bombillas que podemos ver más allá de nuestros contornos.
¿Y si el sol nos dijera al levantarse que hay maravillas por descubrir,
paisajes que esperan
si dejamos de mirar con ahínco la línea de nuestra frontera?
Mira, amor, allá veo un puente, y un río que fluye sin detenerse.
Perdura el aire, la tierra, el agua,
y, si nos faltara el fuego,
ya sabemos cómo prender la candela del querer… 

Transformación

Borro la idea del amor, y el amor Es.
Desaparecen las expectativas
y aparece lo incondicional.
Caen las barreras y brota la intimidad.
Entre ser y no ser, entre morir y vivir,
sólo permanece la transformación…

Antes y después

El cielo se transforma en un inmenso tapiz
con pinceladas de fuego.
¡Cuánta belleza contenida
esperando amanecer en cada mirada!
¡Cuántos ocasos deseosos
de ser bautizados por nuestros ojos!
Mas, antes y después de los nombres,
está el presente pintando cada ausencia;
antes de interpretar la visión
y después de olvidar las hojas secas
(acaso para que no se olviden),
estuvo y estará el aroma de las flores…

Primeros pasos

¡Gracias, Barcelona, por ofrecer un albergue en los primeros pasos de Miradas Peregrinas! Agradecida por tantos encuentros espontáneos y presenciales que se dieron en la Feria de la Tierra y el Día del Libro… Una oportunidad inmejorable para arrancar motores después de muchos meses de retiro… Y ¡Sí! La Magia de las Relaciones sigue haciendo conexiones, como instantáneas de gran nitidez que quedan grabadas para siempre en el Gran Álbum de la vida… ¡Gracias, gracias, gracias!

Miradas Peregrinas

portada frontalAutora: Angela Castillo Olmo

Diseño Gráfico: Nathalie Nascimento

Género: Poesía
Idioma: Castellano
Encuadernación: Tapa blanda

Tinta interior: Blanco/negro con ilustraciones

Dimensiones: 13.5 X 18.0 cm

Si quieres regalar o regalarte este libro en formato impreso, contacta con:

 lamagiadelasrelaciones@gmail.com

En  BUBOK >>> está disponible con formato digital 

Y, también, el AudioLibro, que cuenta con la participación y música de Domingo García

“En la Tradición de los Poetas Magos, cuenta la leyenda que hay una Alianza entre un Pájaro y un Peregrino del Alba. Cada vez que el Buscador se ve perdido en laberinto de la incertidumbre, el Ave, que desde las alturas ve todos los caminos, suelta una pluma, indicando la dirección a seguir. De tal forma, dice la leyenda que, cada vez que aparece una pluma en tu camino, el Universo te está diciendo con un guiño: “Estás donde tienes que estar, haciendo lo que ahora toca hacer, y todas las vías están abiertas para que tus sueños se hagan realidad…”

Esta recopilación de Miradas Peregrinas es un ramillete de plumas que encontré en mi caminar por las veredas del AutoConocimiento. En estas páginas las suelto y ojalá su lectura abra nuevas sendas ante tu Mirada… Angela Castillo

Como una hoja

Si dejas de danzar con el viento, la música se acalla en ti.
Si no te sueltas en esos segundos de entrega plena, desasiéndote de la práctica de las horas que siguen la misma práctica de siempre, el tiempo se olvida de darte cuerda.
Si no confías en que el viento te sostendrá en sus brazos, es que no has visto a la mujer que tiembla en una hoja.
Y, aun así, si se secan las hojas en las ramas de tu pensamiento, puedes darte cuenta a tiempo, escuchar de nuevo la música, y bailar con la lluvia…

Formas simples de amar

Aún hoy, y ojalá por siempre,
muchas relaciones se mantienen fieles
a formas de amar tan simples, sencillas,
de real e inconfundible realidad,
donde todas las preguntas son fáciles,
flexibles, todas importantes…
y todas las respuestas son minúsculas,
elásticas, accesibles de comprender,
todas saben casi todo y saben casi nada,
en el porvenir conocido y siempre por determinar,
de los días repetidos y siempre por amanecer…

No dije adiós…

No dije adiós porque el alma nunca se despide.
En ella queda el saber y la confianza del reencuentro.
Tal vez en estas tierras, quizá en otros universos;
tal vez con estos ropajes,
o quizá llevemos otros cuerpos, otras formas,
otros rostros…
Yo sé que en algún lugar nos miraremos de nuevo
y sabré reconocer esos ojos,
aun sin acordarme de aquellos que me vieron antes,
aun sin saber cuántos paisajes compartimos…
Extracto del libro Girasoles al Amanecer