Gran parte de mis lecturas y meditaciones han venido a dedicarse al Conocimiento de un mundo interior en constante cambio y siempre desconocido.
Siempre descubro teorías nuevas, abriéndose paso en las incertidumbres de la consciencia, al modo de farolillos que alumbran en la noche.
Pero acaso mis ojos, desacostumbrados a ver en la oscuridad, tan sólo hayan conseguido tantear en las penumbras qué es una piedra y qué es una senda que conduce a alguna parte desde la cual pueda percibirse, no sólo la consistencia de la realidad y sus aristas, sino también el firmamento que me rodea y a través del cual, como espectadora activa, se renueva mi asombro ante la grandeza de cuanto existe…