La pereza de las sábanas quiere convencerme de que no hay motivos suficientes para madrugar.
Por pura costumbre y sin motivación aparente, suena el griterío orquestal de los pájaros, mientras el sol se sienta en primera línea del horizonte para disfrutar del concierto.
Se levanta el sol enseguida y, antes de que lleguen a tropel los motivos, despisto a la pereza y me dejo convencer por esta feria de colores, luz, sonidos…