Se abre un abismo inescrutable ante el ser humano que vive y se manifiesta a través de las palabras -para quien los límites del lenguaje delimitan las fronteras de su realidad-, cuando se queda sin palabras para definir esos espacios indeterminados que ninguna frase puede precisar. Y, sin embargo, es en esos espacios sin forma ni concreción donde se arraigan las construcciones mentales que a su vez van perpetuándose en los trazados que pisan nuestros pies, laboran nuestras manos o perciben nuestros sentidos.
Mas, ¿qué quedaría de nosotros si de pronto se nos cayesen todas las palabras que nos definen, si se derrumbasen de golpe todas las interpretaciones mentales que tomaron cuerpo en lo concreto?
Queda el caos, la crisis dificultosa ante un paradigma que se desmorona, pero intacto queda también ese lugar innominado, cuya materia no es palpable ni pensable, donde se enraíza la consciencia de seguir viviendo a pesar de las pequeñas muertes inherentes a todo ciclo existencial… Queda el ser enmudecido en el silencio inquebrantable, así como la oportunidad de renacer bajo los escombros que cada derrumbe deja a su paso, sintiendo cómo el latido imparable de la vida renueva tus fuerzas, tu visión y tu canto…
Girasoles al Amanecer en Planeta Azul / Córdoba
¡¡¡Gracias, amig@s, por el espacio y la oportunidad que han inspirado a escribir en el aire otra página más!!!