A menudo pienso en cómo se han extendido mis brazos para acoger lo universal y cómo a veces me quedo manca a la hora de abrazar a quienes están aquí al lado. Yo sé lo gratificante y fácil que es abrazar al ángel perceptible en los demás, pero, cuando éste no se hace tan visible, siempre pido a los brazos del Amor que se extiendan para tocar ahí donde no llegan los míos…