Soy un fuego, una flecha y un destino. Y soy las tres cosas al mismo tiempo. A veces me vivo como llama encendida en el pecho, a veces como proyección, propósito o proyecto. A veces como culminación de una meta que le da su razón de ser al impulso primero y al recorrido. Pero soy las tres cosas en un mismo instante.
Soñé con una montaña enorme que se alzaba como una masa densa ante mi cabeza doblada hacia atrás atisbando sus cumbres. El fuego de mi voluntad se extinguía ante la lejanía inalcanzable de mi destino; pesaban mis huesos como esa misma mole de piedra en cada intento por escalarla. Pero la cima me alentaba impasible desde lo alto, diciéndome: “solo tienes que dar un paso, el paso de ahora, el único paso…” Sonreí a la cúspide y ya dejé de mirar hacia arriba; sencillamente di un paso y otro y otro. No sabría decir a ciencia cierta cuántos pasos dieron mis pies antes de que se diera el cambio de percepción. ¡¡¡La montaña me estaba entregando su fuerza!!! Yo era una misma con la montaña. Y, sin darme cuenta, ya estaba en la cima, liviana como la cima. Desde allí, desde las alturas, atisbé mi recorrido y pude ver al fondo de la ladera a una mujer cansada con la cabeza doblada hacia atrás, mirando en mi dirección. Desde allí le envié el mismo aliento que yo recibiera antes: “solo tienes que dar un paso, el paso de ahora, el único paso…” Sentí su sonrisa en mi corazón y comprendí que ella y yo éramos la misma, en un mismo instante. Un mismo fuego, una misma flecha y un mismo destino…
en Centro Oshun // Sant Boi // Barcelona
¡¡Gracias amig@s, por tantas cosas que aprendí en este rato compartido!!