Ninguna persona me ha mirado jamás con la adoración que he visto en tus ojos, cuando, echado a mi lado en el sosiego de esos momentos en los cuales nada hay que hacer ni sitio alguno al que ir, me diste compañía… Te vas ahora y me dejas colmada de momentos verdaderos de relación viva, de complicidad, de auténticos enfados. Me dejas también el aprendizaje de cómo ladran las emociones aun amordazadas, de cómo nos impacientamos tú y yo, atrapados entre muros de ladrillo o de creencias que nos impiden correr libres como el viento…
Libre como el viento era nuestro perro,
nuestro y de la calle que le vio crecer.
Se bebió de golpe todas las estrellas…
Es tiempo de encuentros y despedidas que entrelazan risas y lágrimas. Ayer habló la alegría de la bienvenida. Hoy habla el llanto del adiós… Soltar, soltar, soltar lo que pesa porque la esencia es lo único que permanece inmune a las leyes del tiempo… En mí pervive tu esencia y la de todos los seres que he amado aunque sólo haya sido durante el instante que dura un abrazo. ¡Tantas vidas que atamos a la correa de nuestros controles y seguridades! A la cuerda de nuestras percepciones. Para finalmente descubrir la emoción que vuela libre como el viento por los cielos del corazón.
Te vas, libre como el viento, y me dejas la transmutación de emociones que ya no necesitan correas que las sujeten, porque ya son libres ante otros horizontes abiertos donde no pueden herir ni ser dañadas. Agradezco entonces por la transformación de un sentir que se libera contigo de los nudos que lo aprisionaron, para volar en otros espacios sin las ataduras de los miedos, sin el grito de: ¡sentado! ¡calla! ¡quieto!…
Y, sí, también libre, llora el sentimiento. Lágrimas liberadoras que no sufren ni se alegran. Fluyen ligeras, sin correa, sin ladridos que retumben en el silencio pidiendo salida para esos espacios que fueron oprimidos.
Nos encontraremos en los sueños, Airjul. Más allá de las nubes veré en tus ojos de fuego la mirada del amor que me sonríe en libertad.
Nota: Airjul regresó a la mañana siguiente de haberle escrito esta carta… Más acá de las nubes sonríe ahora la alegría del reencuentro…