La noción “bajarse del mundo” tiene un significado más hondo de lo que la mente ordinaria suele considerar. No se trata de apartarse del tumulto el fin de semana, o de irse de vacaciones, o tomarse un año sabático…, porque en todos estos casos el mundo sigue ahí, presente en nuestra mirada. No consiste pues en un cambio exterior que no cambia nada: “Quien cruza los mares, cambia de clima, no de carácter” decía Horacio.
A mi parecer, uno “se baja del mundo” cuando detiene su diálogo interno, cuando cesa de bambolearse con el flujo de los acontecimientos como una hoja llevada por el viento. No hablo de un inmovilismo que nos impediría crecer o de un detenerse que sería retroceder, sino de seguir actuando en el mundo desde la no-acción, desde la no-intencionalidad, centrados en nuestro Yo más profundo como un eje alrededor del cual giran todas las cosas. Parece una contradicción lo que digo pero, ¿por qué no probarlo por un instante en lugar de cuestionarlo? Tal vez entonces, al no ser perturbados por nada, impertérritos ante los aconteceres que no podemos controlar pero que tampoco nos controlan, podamos por un instante ser quienes somos…
GIRASOLES AL AMANECER en la Biblioteca Pública Municipal de Bargas – Toledo
¡¡¡Gracias, amig@s, por abrirle vuestro mundo a los girasoles!!!